Reflexión a partir del artículo del diario El País (2021) por Lucía Franco

 Reflexión a partir del artículo del diario  El País (2021) por Lucía Franco,  que puedes consultar en este enlace: “Los profesores solicitan productos de higiene femenina en los colegios para combatir la pobreza menstrual”.

  1. La “pobreza menstrual” afecta al fracaso escolar.


El hecho de que la sanidad pública no cubra este servicio de higiene femenina puede provocar el absentismo escolar reiterado mensualmente. Esta situación agranda la brecha entre personas de forma sistemática. Pudiendo influir no sólo en la marcha académica del alumnado afectado, sino también, generando una desigualdad social con el resto de alumnado que sí puede acceder a los recursos de higiene por la situación económica de su familia.

Todo tipo de pobreza influye en las posibilidades de éxito educativo y social de los menores.


  1. Tabúes en clase al hablar de salud menstrual.


  • No se trabaja la salud menstrual en el aula por ser incómodo para el profesorado pues se teme que un colectivo de las familias se queje de injerencias. Hay pavor a que se tilde al profesorado de que se ha excedido en sus responsabilidades educativas.


  • Pensar que este tema sólo se ha de trabajar con las personas que tengan o puedan tener menstruación.Al resto de alumnado no le tiene que interesar. Entiendo que este “imago social” es totalmente erróneo. Si trabajamos empatía en el aula, esta es una ocasión privilegiada para “ponerse en el lugar de la otra persona” y actuar con conocimiento.



  1. En mi centro escolar no se ofrecen productos de higiene menstrual de forma abierta y regular.


En nuestro colegio no hay enfermería. En el despacho del jefe de estudios si hay compresas. Pero para “emergencias”. Se da por supuesto que las personas que las necesitan las traen de su casa.


Desgraciadamente, es anecdótico que vayan al despacho a pedirlas. El principal motivo: el jefe de estudios es varón. A las alumnas les es más cómodo pedir compresas a las maestras (que son mayoría en el centro), antes que ir al despacho.


Las medidas implementadas en Escocia y Nueva Zelanda son referentes que deberíamos aplicar en nuestro país. Sería un gran avance que el ministerio de sanidad o las consejerías de sanidad dieran un paso en esta línea.


  1. Ha habido una regulación del precio de mascarillas para la COVID-19 y no de productos de higiene femenina.


Los coronavirus (CoV) son una gran familia de virus que causan enfermedades que van desde el resfriado común hasta enfermedades más graves. La epidemia de COVID-19 fue declarada por la OMS una emergencia de salud pública de preocupación internacional el 30 de enero de 2020. La caracterización de pandemia significa que la epidemia se ha extendido por varios países, continentes o todo el mundo, y que afecta a un gran número de personas. Por este motivo se adoptaron una serie de medidas con la finalidad de que se atendiera a toda la población. Esto supuso regular el precio de mascarillas y test.


Desgraciadamente, los productos de higiene femenina no son considerados elementos de primera necesidad. En nuestro país se consideran “de primera necesidad” estos productos: 


  • La leche.

  • Los huevos.

  • Las frutas.

  • Las verduras.

  • El pan.

  • Los cereales.

  • Tubérculos.

  • Harina.


A esta realidad se le suma la conocida 'tasa rosa' de los productos destinados al género femenino. Es la discriminación que sufren todas las mujeres al pagar un precio extra por los productos destinados al público femenino en comparación con aquellos de las mismas prestaciones y características destinados a hombres.


Dentro del paquete de medidas adoptado en nuestro país para afrontar los problemas económicos a nivel mundial,. en septiembre de 2022, el Gobierno acordó la bajada del IVA a los productos de higiene femenina del 10% al 4%. Una medida muy esperada que afectará a compresas, tampones o copas menstruales, entre otros.






  1. Reflexión final:


La menstruación continúa siendo un tema oscuro en nuestra sociedad. Sigue pesando el rol de género, también en esta cuestión. En la escuela es frecuente evitar trabajar estos temas en el aula para evitar suscitar rechazo por parte de un sector social que sigue acuñando el modelo patriarcal y los roles clásicos de género. 


La opinión pública es consciente de que los productos de higiene menstrual no son considerados “de primera necesidad”. Es más, se les equipara con otro tipo de productos que llevan primada la “tasa rosa”.


Conviene reflexionar sobre la respuesta de otros modelos sociales como los de Escocia y Nueva Zelanda que han dado un giro razonable al tratamiento de estos temas. Estos países han logrado normalizar la situación, garantizando el libre acceso a los productos de higiene mensual desde el año 2020 (Escocia)y 2021 (Nueva Zelanda).


Esperamos que la bajada del IVA en productos de higiene femenina, desde septiembre de 2022,haya llegado para quedarse. Ojalá sea el primer paso para alcanzar la gratuidad permanente.


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